Ha llegado la navidad. La época de los abrazos como yo la llamaría. Tiempo de reflexión, de perdón, de ablandar nuestro corazón pero sobre todo, tiempo de honrar el nacimiento de Jesús.

En este momento de amor y paz, aprovechemos para reunirnos con los nuestros, los más cercanos, para manifestar cuan especiales son en nuestras vidas, cuan gravitante es ese tiempo que nos dedican, y celebrar por la fortuna de tenerlos.

También toma el teléfono, escribe una carta o envía un correo electrónico, para esos seres humanos que de una u otra forma han sembrado y aportado de manera única para marcar con dulzura nuestro destino. Sus gestos de cariño contribuyen a que seamos mejores personas.

Recuerda, el mejor regalo es el trato con respeto, ser amable con el prójimo, la ayuda desinteresada, deben brillar nuestras virtudes y ser un ejemplo para los demás. Es una oportunidad de oro para ser embajadores de las buenas costumbres porque cuando se obra con humildad vamos camino a la felicidad plena.

Que la alegría reine en nuestros hogares y que todos los sucesos que durante este año causaron desconciertos se transformen en esperanza. Los invito a llevar sus mejores sonrisas, no solo durante la noche buena, también todo el año. El entusiasmo y regocijo es otra forma de amar.

Feliz Navidad.